jueves, 19 de diciembre de 2013

EL MONASTERIO DE LEYRE


Si no fuera por las eternizadas obras de la autovía, ir desde Puente La Reina a Leyre sería un paseo, pero supongo que llegara el día en que será posible hacerlo, quizá cuando las ranas críen pelo, como decimos en Aragón los de pueblo. Lo cierto es que saliendo de Aroa se puede ir y volver de desayuno a vermú y así lo hicimos. El emplazamiento del monasterio de Leyre tiene un encanto especial por su abrigo bajo la Sierra de Leyre, que junto con su disposición al sur le otorgan categoría de microcosmos y balcón a las tierras de Sangüesa o al lomo dormido del pantano de Yesa. Siempre he recordado las madrugadas de aquella semana santa en Mianos, al otro lado del embalse, en el que nos habíamos juntado una cuadrilla de "impresentables" cuya condición no era obstáculo para salir al relente en dirección a Leyre antes de las seis de la mañana sin importar el estado mental, con el decidido afán de escuchar los maitines que ofician los monjes benedictinos que allí viven. El grado de intoxicación se disipaba en el acto bajo la plena sensación del sonido en aquella caja mágica de sus voces; nunca pude olvidar aquellas experiencias neo místicas, ni tampoco la armonía del instante que elevaba sin mover los pies.

En otra ocasión, años más tarde, recalamos una noche en la Hospedería de vuelta de Euskadi con el sano propósito de compartir con mi pareja la ceremonia sonora, cosa que fue imposible por el maldito despertador. La experiencia de abrir los oídos del corazón merece ser repetida. Hoy, un día soleado y frío de noviembre, no era el objetivo; tan sólo volver al lugar que tantos buenos momentos atesora. Hay que decir que no tiene justificación el retraso de la autovía que uniría Pamplona con Jaca en la zona aragonesa desde Yesa. Una de dos, o los navarros son más ricos o es que hacen las cosas mejor. Los de aquí dicen que no hay dinero y tenemos que creerles aunque sepamos que se lo han gastado en otras cuchipandas. Volviendo al viaje, me fijé en las plantaciones truferas en tierras de Berdún y en la nieve que cubre la mesa de los tres reyes, también en los fantasmas que flotan sobre las ruinas de Tiermas, cuya estampa me recuerda a sus dueños que quieren recuperarla y no les dejan. A la llegada al monasterio nos apuntamos in extremis  a una visita guiada, el resto son estas fotos de un legado imborrable.




Cripta románica XI





Antigua puerta del monasterio viejo



Peña Mayor y La Chimenea
Arbotante gótico

PORTA SPECIOSA   XII

Tímpano y Arquivoltas


Bóveda gótica


Porta Speciosa  tímpano



Túnel de San Virila
Absides



fotos Eugenio Mateo

Para saber de qué les hablo, les propongo esta web. No voy yo ahora explicar la historia cuando la van a encontrar mucho mejor:

                 http://www.monasteriodeleyre.com/es



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