martes, 17 de enero de 2012

LUCERNA, LA IMAGEN DE LA SUIZA DE SIEMPRE

Hablar de Suiza es hablar de tradición, de quesos, de relojes precisos, de dinero invisible que dormita en algún banco, de orden, de calma, de altas montañas, de esquí, de federación de intereses y lenguas. De sentido común.

Viajar por sus Cantones, recorrer sus lagos, ascender al cielo desde sus glaciares siempre es un ejercicio saludable para la mente. En mis tres visitas, siempre encontré nuevos motivos para volver.

En Lucerna tenemos una amiga, Nadine, extraordinaria ilustradora y prolífica autora de comics. Como guía no tiene precio, como conversadora tampoco. Si yo fuese rico, esa ciudad sería mi base de operaciones. Lo decidí cuando la observaba desde la cumbre del Monte Pilatus. Añoré el plan por inviable cuando paseaba a través del interior del Puente de madera más antiguo de Europa, el Kapelbrüche, aprendiendo su historia gracias a las 111 pinturas que la explican. Sus riberas se bañan en el Lago de los Cuatro Cantones y el río Reuss divide la ciudad en dos partes. Nadine vive en la parte antigua, cerca de la plaza del Weinmarkt, antiguo mercado del vino, donde las casas tienen sus fachadas pintadas al fresco. El renacimiento y el barroco se alternan para solaz del visitante agudo. Dicen que la Torre del Agua es el monumento más fotografiado de la Confederación Helvética. La muralla Museggmauer  ofrece su carácter de ciudad fortificada que a resistió a las guerras. Conmueve la figura del León Moribundo, monumento levantado a la memoria de los mercenarios suizos que murieron defendiendo al rey de Francia en la Revolución Francesa en 1792. Estamos en la Suiza que habla alemán y la gente es pacifíca, se mueven en bicicleta, hablan pausado y quedo. Gozan de uno de los mejores festivales de jazz de Europa; fue  la cuna del primer barroco que dió como fruto la Iglesia de los Jesuitas, Hofkirche; el festival internacional de cómics "Fumetto", con las nuevas vanguardias de esta disciplina artística. Dispone de un activo Kundustmuseum, centro cultural y expositivo de arte contemporáneo diseñado por el famoso Jean Nouvel, el KKL. 


Lucerna es la ciudad de la luz, su nombre latino Luciaria, lamparilla de aceite, se recoge en  documentos históricos del siglo IX. La más turística del Suiza. Para mi gusto la más bella. La de más clase. Su oferta de restaurantes es variada y hay que probar el filete empanado, que se prepara delante del comensal. Un lugar perfecto es el Old Swiss House, cuyo nombre ahuyenta a los que no quieren lugares para turistas. Craso error; el lugar es auténtico así como su cocina, pero no olvidar el nivel de vida: comer bien es caro pero siempre se encuentran lugares con sorpresas, se trata de buscarlos.

















Kundustmuseum
Old Swiss House


fotos Eugenio Mateo



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