sábado, 17 de julio de 2010

TIERRAS DE FRONTERA. MONASTERIO DE ALAON

monasterio de Alaón. foto E. Mateo























crismón sobre portada de acceso


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El Monasterio de Santa María y San Pedro de ALAON es el más oriental de los cenobios aragoneses, en la margen derecha del rio Noguera Ribagorzana. Frontera natural con Cataluña, aguas abajo del espectacular congosto de Les Escales.




Se erigió siguiendo las mismas pautas orográficas que el no muy lejano de Obarra. Está situado en la población de Sopeira, bajo el abrigo de la majestuosa Sierra de Sis.




Su historia documentada se remonta al año 806, cuando el conde tolosano Bigo, encargó al que sería su primer abad, Crisófono, la reorganización del monasterio, activo ya en època visigoda; durante los siglos IX y X gozó de fama y fue cabecera espiritual del Pagus Ripacurciense, bajo la potestad de la sede episcopal de Urgell. Las tropas de Abd Al Malik, en el 1006, devastaron el lugar, arruinando el monasterio. Por otra parte, la Reforma de Cluny lo privó de su carácter monástico. A finales del siglo XI pasó a depender de Roda de Isábena, siendo el Abad Bernardo Adelmo el que lo relanzó, impulsado por la Orden Benedictina que lo reedificó en 1.123. En estos albores del XII, ALAON tuvo los momentos de más esplendor, que en 1.836, por la Desamortización de Mendizabal, llegó a su fin.




La pecualiaridad de este templo es la de ser un ejemplar de transición entre el estilo Lombardo y la nueva corriente que Cluny y la Monarquia Aragonesa estaban cuajando en el Reyno en el momento de su edificación. Así, la convivencia de motivos puramente lombardos con el ajedrezado jaqués, le aportan personalidad propia en el Románico Aragonés. Su cartulario es uno de los más importantes del medievo. Tiene planta basilical de tres naves, de las cuales, la central, la más alta, se remata en otros tantos ábsides de tambor, decorados en frisos de arquillos al estilo Lombardo. Esta decoración también se extiende por los muros exteriores de la iglesia.


Hoy día, a los mismos pies de sus muros, se extiende el gigantesco embalse de Les Escales, que llega hasta el Pont de Suert. De manera que si el calor nos arruga, un baño en las limpias aguas es altamente recomendable y no digamos si tenemos a nuestra disposición una embarcación para recorrer las decenas de kilometros de este embalse que se nutre de las nieves pirenaicas. Para rematar la jornada, existe en Sopeira un magnífico restaurante, de nombre CASA PASE, donde sirven una abundante comida a un precio más que prudente.
Desde aquí, la carretera nacional ejerce de frontera, que se alterna, sucesivamente, por territorio aragonés y catalán, hasta casi llegar al túnel de Viella.


TIERRAS DE FRONTERA.Julio 2010












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